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En Juan 8:29 Jesús hizo una afirmación que ojalá yo pudiera hacer. Él dijo: “Yo solo hago las cosas que le agradan al Padre” (NKJV, por sus siglas en inglés). ¿Acaso no sería ideal si todos pudiésemos hacer esa afirmación?
En 2 Corintios 5:6–9 el apóstol Pablo nos guía hacia esa dirección:
Por eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Señor. Vivimos por fe, no por vista. Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor. Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado.
Ya sea que aún estemos en nuestros cuerpos terrenales o en el cielo delante de la presencia de Dios, Pablo dice: “Procuramos serle agradables a Dios”.
Sin embargo, ¿sabe qué? Usted no puede procurar un objetivo que no puede visualizar. De la misma forma, usted no puede intentar conseguir agradar a Dios si no sabe lo que le agrada a Él. También le conviene saber esto que Pablo señala en el versículo 10:
Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo. (2 Corintios 5:10)
De manera que permítame preguntarle, ¿qué se empeña en hacer hoy? ¿Se empeña en hacer aquello que le agrada a Dios? Mi oración es que usted llegue a conocer y comprender lo que le agrada a Dios al invertir unos minutos cada día en este devocional… ¡Y que ése sea su objetivo!
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