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En el segundo mandamiento que se encuentra en Éxodo 20:4–6, se nos da el segundo principio para una matrimonio fuerte:
No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos. (RVR1995)
Dios mandó que no hiciéramos imágenes, ni en el cielo, ni en la tierra, ni en las aguas. Él quería asegurarse de que se incluían todos los territorios posibles. Y dijo que no adoráramos ni sirviéramos a ninguna de esas imágenes o ídolos. Dios dijo: “No hagan imágenes de mí para adorarlas. No amen o adoren a un sustito de mí. Ámenme a mí”.
La religión ha hecho retratos, estatuas, e ídolos y los ha llamado santos. Todos ellos son una imitación. Son sustitutos. Y en el matrimonio no deberíamos tener sustitutos.
Ame a su esposo solamente. Ame a su esposa solamente. No busque satisfacción en otra relación o en algo más. Encuentre su satisfacción en esa relación.
La pornografía es un sustituto. Cuando un hombre ve pornografía, está amando un sustituto. Está dirigiendo su pasión y su sexualidad hacia esas imágenes. Eso es un sustituto, y le está robando a su esposa esa intimidad.
No permita que cualquier sustituto, sea el que sea, tome el lugar de intimidad con su cónyuge.
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