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El séptimo mandamiento nos trae uno de los principios más vitales para tener un matrimonio como Dios lo quiere y manda. Éxodo 20:14 dice:
No cometerás adulterio. (RVR1995)
En un matrimonio, le costaría mucho imaginarse algo más perjudicial que la infidelidad de su cónyuge. Sin embargo, ser fiel no solamente implica serlo en las acciones sino también en el pensamiento.
Nuevamente, Jesús amplió este principio en Mateo 5:27–28 y me gustaría que usted leyera estas palabras cuidadosamente. Él dijo: “Oísteis que fue dicho: ‘No cometerás adulterio.’ Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (RVR1995).
Un corazón lujurioso no tiene ningún lugar en el matrimonio. El amor da, la lujuria quita. El amor sirve, la lujuria exige. El amor alimenta, la lujuria estrangula.
Dios nos ha dado un regalo maravilloso llamado sexo. El sexo fue Su idea. El sexo es igual de espiritual que cuando usted levanta sus manos en adoración cuando va a la iglesia. El sexo es idea de Dios dentro del contexto y los límites del matrimonio. Debería ser disfrutado.
Sin embargo, la lujuria no tiene ningún lugar en el matrimonio. Es un veneno que destruirá el tejido de su relación con su cónyuge.
Caballero, ni siquiera entretenga el pensamiento de permitir que la pornografía entre a su vida. Puede destruir su matrimonio. Usted está cometiendo adulterio cuando ve imágenes pornográficas y fantasea sobre otra mujer. No permita que el diablo tome terreno en su corazón ni en su vida.
Este es un mandamiento tan vital que durante los próximos devocionales vamos a permanecer en este tema. Le mostraré tres maneras sobre cómo tener un matrimonio a prueba de infidelidades.
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