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El devocional anterior nos ayudó a comprender la importancia de la obediencia. En los próximos devocionales, quiero enfocarme en tres áreas que creo que son esenciales para que usted y yo podamos cerciorarnos que somos obedientes.
La primera se encuentra en Efesios 6:1-3. La primera categoría de la obediencia tiene que ver con la familia, algo que Dios enseña muy específicamente en Su Palabra. Dice:
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. “Honra a tu padre y a tu madre” —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. (RVR1995)
Siempre y cuando un hijo esté bajo el techo de sus padres y bajo la directa autoridad de sus padres, él o ella necesita obedecer. Pero también a lo largo de toda su vida necesita seguir honrando a sus padres.
En una ocasión, una señora se me acercó después de una de mis predicaciones sobre este tema y me dijo: “Pastor, tengo que decirle algo. Sentí que necesitaba hacer las paces con mi papá. Esa noche me fui a mi casa, le llamé y le dije: ‘Papá, necesito que me perdones porque he estado muy amargada hacia ti durante todos estos años. Lo siento, y quiero que sepas que te perdono por todo lo que ha pasado’”.
Después prosiguió: “Pastor, usted necesita entender que he sufrido jaquecas por los últimos 15 años, 24 horas al día. He tomado enormes cantidades de medicamentos. Me iba a dormir con jaquecas, y me levantaba con jaquecas. Sin embargo, la mañana después de que hice las paces con mi papá, me desperté, y no tenía ningún dolor de cabeza”. Y comenzó a llorar.
Le estoy diciendo que esta promesa está llena de poder. ¡Es mejor obedecer y honrar a sus padres!
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