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El nuevo pacto provee una limpieza para una conciencia culpable. Al hablar sobre el viejo pacto, lea Hebreos 9:9:
Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar la conciencia de los que celebran ese culto.
Después, en Hebreos 9:14 sobre el nuevo pacto:
Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!
En el momento de su conversión, no solamente su pecado fue quitado, sino que la carga de la culpa fue levantada. La conciencia fue purificada.
Inclusive si usted, como creyente, peca, déle gracias a Dios por 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (RVR1995).
Si usted está batallando con una conciencia culpable después de que se ha arrepentido de corazón por su pecado y se lo ha confesado a Dios, entonces una de estas tres cosas puede estar sucediendo:
Bajo el nuevo pacto, hay una purificación de una conciencia culpable. Y esto se traduce en una almohada bastante suave para dormir por las noches.
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