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Anteriormente vimos Salmos 127:1–2 que dice:
Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes. De nada sirve que ustedes se levanten muy temprano, ni que se acuesten muy tarde, ni que trabajen muy duro para ganarse el pan; cuando Dios quiere a alguien, le da un sueño tranquilo. (TLA)
La palabra hebrea para casa en el versículo uno puede ser traducida como familia. Es por eso que los versículos 3–5 dicen lo siguiente:
He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no será avergonzado cuando hable con sus enemigos en la puerta. (LBLA)
Si usted se ha desvelado preocupándose por sus hijos o su familia, necesita saber que Dios puede cambiar la situación.
Confíe en Él para construir y proteger a su familia. Haga su parte, pero busque a Dios para recibir dirección y fortaleza. Y confíe en Él para hacer lo que usted no puede hacer.
Él puede hacer que sus “flechas” sean eficaces contra el enemigo en vez de herir su propio corazón.
Espero que sea feliz con su aljaba de “flechas”, y que Dios sea glorificado en su familia.
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