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A medida que continuamos pensando en la realidad de las pruebas en nuestras vidas, y el desafío que entraña gestionarlas, quiero señalarle otra enseñanza importante sobre las pruebas en el devocional de hoy.
Necesita reconocer quién es su adversario. No es Dios, sino que es el diablo. Vea lo que dice 1 Pedro 5:8–9:
Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.
Algunas de las pruebas y de los sufrimientos que experimentamos son el resultado directo de la obra del adversario.
Algunas personas quieren culpar a Dios por todo, pero la Biblia dice que es el ladrón—el diablo—quien viene a robar, matar y destruir. Jesús vino a darnos vida, y vida en abundancia.
Pedro lo aclara aún más en 1 Pedro 5:10:
Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
Nuestro Dios es el Dios de la gracia. El diablo busca devorar.
Francamente, no me gusta la parte del versículo que dice: “Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo” (1 Pedro 5:10). Claramente, Dios quiere que comprendamos que vamos a sufrir. Tendremos pruebas. No importa cuántas veces usted diga: “No la recibo”, seguirá estando ahí. Usted y yo vamos a pasar por tiempos difíciles. Es parte de la experiencia humana.
Pero cuando usted pase por los momentos de prueba, recuerde no culpar a Dios. ¡Es el diablo quien es su adversario!
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