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En nuestro devocional anterior, lo desafié a que considerase si Dios necesita trabajar en su vida para que lo reavive espiritualmente. A lo mejor lo siente, pero no sabe lo que es.
Durante los próximos devocionales, me gustaría mostrarle las señales que podrían indicar la necesidad de un avivamiento en su vida. La primera la encontramos en Salmos 85. Es la falta de gozo. Fíjese en lo que dice en Salmos 85:6:
¿No volverás a darnos nueva vida, para que tu pueblo se alegre en ti?
Cuando una persona está intratable y espiritualmente deprimida, triste y desanimada, es una muestra segura de que necesita un avivamiento.
Quizás diga, “Bueno, si tan solo mis circunstancias cambiaran, entonces me alegraría”. No. El gozo no depende de sus circunstancias. De hecho, permítame darle un ejemplo muy bueno.
En 2 Corintios 8:1–2 afirma:
Ahora, hermanos, queremos que se enteren de la gracia que Dios les ha dado a las iglesias de Macedonia. En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad.
Fíjese en el lenguaje. Los macedonios no estaban en medio de una pequeña prueba. Estaban en una “gran prueba de aflicción”. Estaban experimentando profunda pobreza, tremenda escasez en sus vida y, sin embargo, tenían abundante gozo.
¿Cuál era su secreto? Estaban viviendo en la gracia de Dios.
Más que cualquier otra cosa, el gozo depende de nuestro entendimiento de la gracia de Dios, reconocer que la gracia de Dios está obrando inclusive en medio de nuestra aflicción.
Si hoy no tiene gozo, pídale al Espíritu de Dios que llene su corazón. Si lo hace, habrá un gozo a pesar de lo que esté enfrentando.
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