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Hasta ahora hemos descubierto que la alabanza y el arrepentimiento son los primeros dos pasos hacia una oración eficaz. Hoy quiero mostrarle el tercer paso que es muy importante: pedir.
En el devocional anterior hablamos sobre cómo el arrepentimiento es buscar en el corazón de uno y pedirle a Dios que nos muestre aquellas áreas donde estamos fallando, y después arrepentirnos de aquello que salga a la luz. Cuando su corazón está limpio, puede tener la confianza ante Dios para pedirle. Así como 1 Juan 3:21–22 dice:
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él. (RVR1995)
En Mateo 7:7–11, Jesús nos dice:
Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
Bastante claro, ¿no es así? Dios le ama y quiere lo mejor para usted. Tenga cuidado de no suavizar las palabras de Jesús, o de alguna manera tratar de racionalizarlas o complicarlas. Jesús quiso decir exactamente lo que dijo.
Sin embargo, hay algunas condiciones. Y en nuestro próximo devocional veremos estas condiciones para recibir cualquier cosa que le pidamos a Dios.
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