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Efesios 5:22–24 nos habla de un área importante de la obediencia. Aun cuando ésta no es popular en nuestra sociedad el día de hoy, sí es bíblica, aunque a menudo es malinterpretada.
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. (RVR1995)
Es importante aclarar que ante Dios hay una absoluta igualdad entre el hombre y la mujer, entre esposos y esposas. De hecho, este pasaje no dice: “Mujeres, sométanse a los hombres”. Es puramente una situación doméstica.
Incluso teniendo en cuenta esto, la Biblia afirma que los esposos y las esposas son herederos conjuntos de la gracia de la vida. Hay una igualdad ante Dios entre el hombre y la mujer; entre el esposo y la esposa.
Lo que este pasaje enseña es que Dios ha fijado un sistema de autoridad en el hogar que necesitamos seguir si queremos que nos vaya bien. De hecho, este es un término militar. Someterse y obedecer significa ponerse uno mismo bajo un rango.
Amigo, nos encontramos en una guerra espiritual, y hay fuerzas espirituales que han sido desatadas en contra de los hogares y en contra de los matrimonios, fuerzas espirituales que desean terminar con el matrimonio.
Dios ha diseñado una manera para que el hogar funcione, y ésta es que el hombre tome la responsabilidad del liderazgo y que la esposa se someta a esa autoridad. Cuando un esposo realmente ama a su esposa y cuida de ella así como Cristo cuida de la Iglesia, y la esposa respeta a su esposo, las cosas están mejor en el hogar. Esa pareja y esa familia serán un imán para las bendiciones de Dios.
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