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Dios se ha dado a conocer a la humanidad en una manera muy poderosa que a menudo las personas ignoran Su creación. Romanos 1:18–20 nos dice:
Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa.
Dios habla a las personas a través de la naturaleza, a través de Su creación. Estoy seguro de que llega un momento en la vida de cada persona donde la conciencia de Dios se hace real. Ya sea viendo una estrella fugaz, un atardecer o una rama de un árbol, el pensamiento siempre llega: “Esto no simplemente llegó aquí por arte de magia. No fue accidental. Tiene que haber un Dios”.
La creación nos revela y nos habla de Dios. El libro de los Salmos dice: “Una noche a otra noche declara sabiduría” (Salmos 19:2 RVR1995). Y dice que los cielos declaran la gloria de Dios. Y que el firmamento anuncia la obra de sus manos. La Creación nos habla de Dios.
Sin embargo, fíjese en lo que este pasaje dice. Esta revelación de Dios ha llegado a los hombres, pero algunos han querido suprimirla. Llegaron a ese momento y pensaron: “Si me doy cuenta de esto, tendré que ser responsable. Así que mejor no quiero saber”.
La inclinación natural de los hombres y de las mujeres es suprimir la verdad, pero Dios está hablando fuerte y claro de Su grandeza y realidad a través de Su creación. Alábele hoy por revelarle Su belleza y poder a través de la naturaleza, y utilícelo para llevar a las personas a Él.
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