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En el devocional anterior, vimos tres ocasiones en las que deberíamos buscar a Dios. Hoy veremos las tres restantes.
En el día de mi angustia busqué al Señor; en la noche mi mano se extendía sin cansarse; mi alma rehusaba ser consolada. (Salmos 77:2 LBLA)
En Oseas 5:15 el Señor dice: “En su angustia me buscarán con diligencia” (LBLA).
No me gusta admitirlo, pero la realidad es que a veces he buscado a Dios con más diligencia en los momentos difíciles. Los problemas tienen a menudo la capacidad de hacernos caer sobre nuestras rodillas. Si está pasando por problemas—busque a Dios.
Buscad al Señor y su fortaleza; buscad su rostro continuamente. (Salmos 105:4 LBLA)
Si lee cuidadosamente los versículos siguientes de este Salmo, se dará cuenta de que el contexto es un estado de bendición y no de angustia.
Éste puede ser el momento más importante de todos para buscar a Dios. Que nunca lleguemos a ser engreídos y a pensar que no necesitamos a Dios cuando todo nos va bien.
Buscad al Señor y su fortaleza; buscad su rostro continuamente. (1 Crónicas 16:11 LBLA)
La palabra continuamente en este versículo significa en todo momento.
Cuando ha pecado, cuando está seco, cuando tiene miedo, cuando está angustiado, cuando todo marcha bien, y en cualquier otra situación, ¡debe buscar a Dios!
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